Avanzan cuatro estaciones del tren Metropolitano de Cochabamba


Cuatro de las seis estaciones del tren metropolitano avanzan, pero los vecinos de la línea verde cuentan que las obras han alterado su vida.

Algunos, incluso, han llegado a poner su casa en venta. También han trasladado sus negocios y el resto es testigo del cambio que sufre el espacio, porque donde antes había una calle ahora hay menos espacio para caminar.



La línea verde —la más larga, de 26 kilómetros— comienza en Sipe Sipe y continúa por Vinto, Quillacollo, Colcapirhua y termina en la ciudad.

“No estamos en contra del tren, pero las afectaciones que han creado a la OTB, a los vecinos y al medio ambiente nos generan molestia”, comentó un vecino de Vinto, Fabio Valda.

Explicó: “Han dañado muchas viviendas. Estoy a punto de trasladarme porque las rajaduras han invadido mi vivienda familiar”.

Dijo que la ejecución del proyecto está a punto dejarlo sin un techo y sin trabajo. “Las vibraciones del compactado del suelo han ocasionado grietas en mi casa. No puedo vivir tranquilo, tengo miedo de que en cualquier momento colapse todo”, expresó.

El cierre de las vías de acceso, el exceso de polvo y la falta de medidas de seguridad hicieron que varias personas que tenían un negocio en la ruta del tren urbano, que se construye sobre la antigua línea férrea, piensen en mudarse y reubicar sus negocios.

“Muchos talleres han migrado a otros sitios porque la circulación de vehículos se restringió por las obras. El chapero se fue porque no hay condiciones para atender a la gente”, contó.

En una situación similar se encuentra Maura Torrez, quien vive con miedo a que su hogar ceda por el deterioro que generó el movimiento de maquinaria y agregados.

“Mi hijo les advirtió que paren, pero los trabajadores no nos hicieron caso. Desde el primer día que ingresaron a excavar sentimos como un temblor”, recordó.

En Sorata, una comunidad de en Sipe Sipe, los pobladores pidieron agilizar los trabajos por inmediaciones del río Pankuruma para evitar accidentes, porque a metros del emplazamiento de la infraestructura existe una zanja.

“Es peligroso, la mayoría de nosotros tenemos niños y ganado. Nos dificulta el paso, tenemos que bordear”, señaló David Vega, un agricultor.

Aseveró que tuvieron que reubicar los canales de riego y que, en una reunión, los técnicos del Ministerio de Obras Públicas les comunicaron que los productores tienen que dejar expeditos 15 metros para los trabajos.

En Cochabamba, los frentes de trabajo empeoraron el caos vehicular y alteraron las rutas del transporte. Entre algunos de los afectados están los choferes de la línea 27, que buscan formas de esquivar las trancaderas que se generan por la calle Arquímides, por la autoventa. También se ve afectado el paso por la avenida Melchor Pérez.

Estaciones

La asociación Tunari inició la construcción de cuatro de estaciones del tren.

La obra con más avance físico —más del 60 por ciento— es la central de San Antonio, que se encuentra en la avenida 6 de Agosto en la ciudad. Se prevé que esté lista hasta septiembre para que comience a operar la línea roja.

La segunda estación en la que se consolidó el cimiento es la de Colcapirhua. Diez obreros trabajan de lunes a sábado.

La tercera es la de Quillacollo. Los trabajadores retomaron las labores hace tres semanas. En un recorrido se evidenció que se apresura el armado de las columnas.

En Vinto se procede a asegurar el área de intervención y la instalación de señalización. El movimiento afectó a decenas de comerciantes, que desalojaron los terrenos para ir a asentarse por alrededores.

Las dos estaciones aún pendientes son la de Sipe Sipe y Sacaba. En la primera, las faenas todavía no arrancaron porque se negocia la expropiación de los predios en los que se emplazará la construcción. En la segunda, se aguarda la conclusión del rediseño de la línea amarilla.

Apeaderos

En la línea verde, que es la más extensa, con 26 kilómetros, los obreros aceleran el emplazamiento de apeaderos o subestaciones de vía simple y doble. Las paradas se harán cada 1.000 metros.

Los trabajadores de la Asociación Accidental Tunari afirmaron que armarlas lleva un mes y se amuralla con calaminas el área con el objetivo de alertar que en el zona se está trabajando.

En la línea verde se edificarán cinco apeaderos simples y cinco dobles, según un informe presentado por el coordinador general de la Unidad Técnica de Ferrocarriles del Ministerio de Obras Públicas, Ariel Torrico, a la Asamblea Legislativa Departamental, en mayo pasado.

La Asociación Accidental Tunari, conformada por la empresa española JOCA y la suizo-alemana Molinari, se adjudicó la construcción de la obra en agosto de 2017 por 447 millones de dólares.

El proyecto contempla tres líneas: verde, del valle bajo; roja, hacia la avenida Petrolera, y amarilla, hacia Sacaba.

Alertan sobre robo de dispositivos

El jefe de seguridad de la Asociación Accidental Tunari, Fernando Rau, manifestó que a diario colocan dispositivos de seguridad para evitar accidentes en los frentes de trabajo, pero muchas veces éstos son robados.

“Algunos son atropellados, pero en general la gente los está respetando”, aseveró.

Rau sostuvo que la empresa cuenta con un taller en el que produce todo lo que requiere.

“Nosotros colocamos los dispositivos siguiendo lo que establece la norma 849/2014, el manual de la ABC y el Código de Tránsito. Inclusive en las noches se instalan destelladores”, finalizó.

Los mecanismos serán reforzados a pedido de los vecinos.


FUENTE : lostiempos.com

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