La renovación de las calles y avenidas en la antigua"Ramada"


Palas mecánicas, retroexcavadoras y grúas comenzaron a derribar y trasladar
ayer los bloques de hormigón que sirven de separadores de vías en la avenida Grigotá, entre primer y segundo anillo, en procura de reacondicionar la calzada, a la que le agregarán ciclovías, un carril para 118 parqueos, y las amplias veredas serán arborizadas.
De la tarea participan funcionarios y técnicos de las secretarías de Movilidad Urbana y de Parques y Jardines, que han diseñado los nuevos carriles, de los cuales seis serán para la circulación vehicular, y el camellón seguirá siendo peatonal.
Rediseño
El ancho total de la avenida Grigotá es de 42,3 metros, de pared a pared; de ellos, 12,6 m corresponden a ambas aceras (6,3 m en cada vereda); 13,2 m es la anchura de cada calzada, totalizando 26,4 m entre ambas;  y 3,3 m del camellón central.
El secretario de Movilidad Urbana, Rolando Ribera, anunció que las ciclovías irán pegadas, en ambos sentidos, al camellón, y cada una tendrá una anchura de 1,5 m. A estas les seguirán los seis carriles para motorizados (tres en cada sentido), y dos espacios para estacionamientos, los cuales serán para los clientes y para el cuartel policial de la zona; y el camellón central que no será achicado, pero sí arborizado.
“Entre 25 y 30 días durarán los trabajos de reacondicionamiento de la avenida, pues tenemos que remover 380 bloques de cemento que son los separadores que antes dividían los carriles exclusivos para los micros, los que no pasarán más por la Grigotá”, explicó Ribera.
Su colega Roberto Áñez, de Parques y Jardines, indicó que en las amplias veredas serán colocados árboles de no menos de 1,80 m de altura, tarea que se repetirá por las calles del interior de La Ramada, en especial en las calles Amboró y Muchirí, que son amplias, y de la antigua Plaza de la Tradición, hoy conocida como Cruz Verde.
“La tarea también contempla el arreglo de sumideros del drenaje pluvial subterráneo que han provocado la proliferación de baches por las filtraciones; así como las instalaciones de agua y alcantarillado por parte de Saguapac, de la fibra óptica de Entel, y de los cables peligrosos de energía por parte de CRE y de teléfonos de Cotas”, dijo Áñez.

Fuente: El Deber

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